18.9.08

hombrearaña...


Los lazos invisibles que sujeta mi corazón a veces duelen. El clima caprichoso -a veces benévolo, a veces duro- los mantiene estáticos, los estira, los afloja a su voluntad aleatoria, hiperactiva o serena. Los lazos invisibles que sujeta mi corazón se extienden unos metros, otros kilómetros, los menos a universos desconocidos, allá lejos, donde la distancia es tan vasta que no ocupa palabras, pero tampoco impide contactos.


Hoy intento reconfortar con susurros de paz  a mi corazón, lleno de cordones vibrando, revoloteando, cuyos diversos colores no se ven, pero cuyo brillo alumbra, da calor. Con mi respiración calmada busco apaciguar este nido de nudos.  Darle paz, por esta noche, a esos lazos, cuyas dispares longitudes no se adivinan, pero parecieran acortarse ante las eléctricas descargas del recuerdo, el manojo de fragmentos que se reproducen e invocan a voluntad. Eso que somos, con cada complicidad y desazón. Con cada dicha y cada dolor. Con cada cosa que guardamos, olvidamos y también las que quisiéramos, infructuosamente, dejar ir.


Hoy transmitiré corrientes de gratitud. Usaré estos cables etéreos para enviar el mensaje que a veces no logro hacer evidente. Haré cimbrar con emociones lo que nos sujeta. Daré con un pequeño zumbido lo que a cada uno corresponde. Hoy quiero celebrar nuestros vínculos. Llorarles, porque a veces para honrar solo nos sirven las lágrimas.  Hoy quiero sentir cada lazo, cada nudo que carga, gozoso y adolorido, mi corazón. Quiero saborear la distancia que me une a cada uno y pensar, aunque acongoje, que cada lazo se hará mas corto a veces e irremediablemente mas largo aún. Porque los dias transcurren. Porque la gente crece. La vida cambia. La muerte pasa. Hoy quiero, tocando con mis dedos esta arpa infinita de agridulces sonidos, sentir cada fibra y agradecer con cada respiro nuestra unión. Quiero admirar por un instante, y porque a veces se olvida, este intrincado balance.  Estirar la mano  y sentir, solo un momento, la hermosa telaraña que es el mundo.