1.7.06

Casanuestra

Y nada se movió a pesar del huracán. Ventanas rotas, pero cuartos acomodados. Lluvias torrenciales, pero techos sin agujeros. Esta casa esperó nuestro regreso con la fachada dañada pero el interior intacto. Fiel, aguantó los embates. Porque es nuestra. Ambos firmamos su posesión en las sábanas de mi cama, en un sueño pasado y ya contado. Adentro, sorprendidos de que nada hubiera cambiado, jugamos a lo que siempre y nunca fuimos. Y el clima loco, siempre atacándonos, arrojó, por último, el tornado. Ahora, cimientos arrancados. Pero nuestra casa voló y cayó completa en un mundo nuevo de reglas propias. Donde no hace falta estar vestidos para bajar a tomar el desayuno. Ni estar peinados para seducir. Y donde la ropa interior fue nuestro único protocolo para recibir la visita del tiempo, que se nos fue tan pronto, así como rápido se escurrieron las palabras, que dicen tanto y tan poco, pero casi nada de nosotros dos.

1.5.06

No Ser Yo

A veces quisiera no ser yo. No es una afirmación lastimera ni cargada de auto-odio. Es solo un deseo lleno de curiosidad. No ser yo, sino alguien más. Alguien que me conozca. Ser el mas viejo amigo. Saber si estas palabras en verdad consuelan. Si esta presencia es reconfortante. Si saben dulces o agrias mis frases. O agridulces, como suelo sospechar. Ser mi madre. Ver si es cierto eso del lenguaje no verbal. Si aplica con ella y conmigo. Si es capaz de darse cuenta de lo mucho que la quiero. Aunque nunca se lo diga. Ser mi padre. Saber si pesa mas su amor hacia mi que su frustración ante no poder entenderme. Ver si corro con mejor suerte que todo lo demás que no comprende y que termina por odiar tajantemente. Ser mi abuela. Saber qué se siente mi abandono paulatino. Si puede ver que el abandono no es olvido. Ser el extraño que se topa conmigo casualmente. Y observarme. Mirar todo aquello que no puede verse desde aquí adentro y que el espejo no es capaz de revelar. Todo lo que mi cuerpo dice sin decir. Todo lo que se puede conocer sin conocerme. Y ver si todo, ahí en el cuerpo de ese extraño, se siente un poco mejor. O exactamente igual. O simplemente distinto. Ser todo aquel que me ha sufrido. Todo aquel a quien he dejado. Todo aquel que me ha hecho sufrir por su incomprensión. Si, hoy quisiera saber quien soy yo, pero desde afuera. Ya no percibir al mundo, sino percibirme a mí con los sentidos del mundo. Contradecir a Descartes. Salir un rato de este encierro mental. Pero ante todo, hoy me gustaría ser tú. Entender finalmente porqué estás conmigo. Si soy fuente de alguna dicha que valoras de manera especial. Saber si mis besos te hacen llegar esos mensajes que con ellos te envío. Si al tocarte presiono las teclas correctas para decodificar tu angustia y convertirla en gozo. Quisiera ser tú, para ver que sientes con un abrazo mío, y todo lo que sigue después. Saber si mi compañía es disfrutable y contundente. Hoy me gustaría ser tú, y eres tú, de todos, quien más me gustaría ser. Porque eres tú, entre todo, quien más me gusta.

1.1.06

Insomnio...

Así que quizá por eso no duermes. No es que tengas una fuente de energía mas potente que los tuyos. La genética no dejó de aplicar en tu creación. No es que seas tan inquieto que la estática posición que exige tu cama te sea intolerable. Todos saben que, cuando de definirte se trata, la “hiperactividad” no es un adjetivo que aplique. No es que el cosmos haya fallado en su distribución del tiempo. Ni que los relojes te jueguen tretas y avancen mas rápido solo por fastidiar. Fallas, sin embargo, si son las que te mantienen despierto. Tu brújula está rota. La incertidumbre no te deja descansar. Y el camino que no recuerdas siquiera cuando y porqué comenzaste a recorrer se torna cada día mas árido y monótono. El desierto al que llegaste por obedecer las señales equivocadas no tiene lecho preparado para ti. Las huellas que has dejado ya no te sirven de compañía… No duermes, y no es que quieras que el día continúe. Es que, por la noche, te da miedo que todo termine y que eso haya sido todo...